Julio Arbizu: “Mi hija me dice: ¿Y no hay nadie más que pueda hacerse
cargo, papá?”
Procurador anticorrupción.
Nació en Lima en julio de 1974. Abogado por la PUCP, con estudios de
especialidad en Chile y Estados Unidos. Ha trabajado como asesor en el Congreso
de la República.
Cuando Julio Arbizu llegó
por primera vez a la Procuraduría Anticorrupción había un chico en la puerta
que, de acuerdo a su humor, iba fijando las prioridades del despacho metiendo
en el mismo saco al infractor que se ha pasado la luz roja y a un ministro que
ha robado dinero público. Junto a un equipo de jóvenes profesionales, Arbizu ha
reorganizado la administración de los casos y convertido su oficina en una de
las instituciones más temidas e incómodas para los políticos, en tiempos de
máxima presión, cuando acechan los fantasmas de nuestro pasado corrupto. A él,
el perseguidor perseguido, lo encontramos, cómo no, saliendo de una reunión y
compartimos unos minutos en el chat del Facebook.
¿No te enerva que Fujimori
sea entrevistado en medios?
Sí, me enerva muchísimo. El
caso de Fujimori, y el de otros condenados, me parece terrible porque supone
que sujetos que han sido hallados culpables publiciten sus falsas redenciones,
afectando más a sus víctimas. Yo creo que cada vez que Fujimori vuelve a decir
que es inocente, victimiza más a los deudos de las matanzas de la Cantuta o
Barrios Altos.
¿Cuál dirías tú que es la
finalidad ética, más profunda de tu trabajo?
A nosotros nos toca ir por
la indemnización o recuperar el dinero de la corrupción, pero nosotros nos
hemos propuesto trascender el análisis economicista…
Pero entonces no es muy anti,
sería más bien "postcorrupción", ¿no?
Eso es verdad. Es lo más
importante que vamos a dejar. Reparaciones sí, pero también comunicarle a la
gente que cada vez que se comete un delito de corrupción se violan sus derechos
y el Estado abdica de su obligación de garantizarlos.
¿Cómo se prevé este tipo de
casos?
Hoy sabemos con qué
frecuencia ocurren casos de peculado o colusión (entre los dos son más del 70%
de los casos), que tiene que ver con la administración de fondos públicos y con
compras del Estado. Eso nos permite darle insumos a las instancias de
prevención, al Parlamento y a los órganos de control.
A veces no te sientes como
Sísifo empujando tu roca para volver a empezar desde abajo al día siguiente?
Totalmente. Y por eso muchas
veces me he planteado la absoluta inutilidad de todo el esfuerzo.
¿Qué te mantiene?
Va a parecer efectista, pero
es que llego a mi casa y mi hija siempre me dice algo nuevo. Me lee. Me ve en
la tele y se ha comprado todo el discurso.
Los niños pueden ponernos en
perspectiva ¿no?
Sí, pero, ¿sabes? También
dice cosas terribles, como que me ve cada vez menos en casa, y que me importa
más el trabajo que ella… y entonces pregunta: ¿Y no hay nadie más que pueda
hacerse cargo?
¿Cuánto duermes?
Cada vez menos. En promedio
deben ser cuatro horas.
¿Cuánto tiempo pasas en la
oficina?
Llego antes de las ocho.
Siempre paso a dejar a Gabriela al cole, he tratado de mantener eso y me voy
cerca de las diez u once, pero últimamente vengo también sábados y domingos.
¿Recibes o has recibido
alguna vez presiones directas del Presidente o de cualquier otro personaje que
detente algún poder?
Si eso pasa me voy y al día
siguiente lo anuncio en conferencia de prensa. Pero no te voy a negar que
algunas veces ha llamado gente a decir "mira, yo no te voy a decir que
hagas o no tal cosa, pero convendría..." o "me han dicho que estás
muy furioso en este caso...."
¿Y qué haces?
Te confieso que soy menos
drástico de lo que debería o quisiera ser y eso me provoca muchas veces un sentimiento
de culpa terrible.
¿Tú dices siempre la verdad?
¡Qué pregunta!
Eres el fiscal
anticorrupción, deberías decirme que sí.
No creo en ninguna religión,
de modo que mi relación con la verdad tiene que ver con mis propios estándares
éticos y en la chamba he tratado de que sean rigurosos, pero me parece que
responderte sí sería demasiado pretencioso.
¿Crees que existe en nuestro
país un poder en la sombra?
Creo que hay poderes
fácticos, que muchas veces se imponen y que buscan que la administración del
poder formal los beneficie, pero creo también que esos poderes están más a la
luz que a la sombra, solo que nadie los señala.
¿Esos poderes fácticos son
económicos?
En gran medida y son los
mismos que se reciclan, una y otra vez, en discursos cada vez más amigables.
Hace diez años, cuando Camet era procesado por el caso de los MIG 29 alguien
dijo: "¡Pero cómo va a haber cometido un delito tan grave este señor tan
rosadito!". Hoy nadie se atrevería a decir algo así, pero en cambio lo recordaron
a su muerte como el gran componedor de la economía.
¿Es posible cambiar el
sistema de castas en el Perú?
Es alucinante porque esa es
quizá la herencia colonial más perniciosa. Los privilegios están arraigados
además de en el dinero, en una serie de parámetros que están en el imaginario
de la gente: en este país no es igual de responsable uno y otro, aunque hayan
cometido el mismo delito.
En Chile, ex líderes
estudiantiles son ahora diputados ¿qué necesitamos para renovar nuestra clase
política?
Yo creo que hay una
diferencia fundamental, nosotros sufrimos a Sendero y la guerra y su
consecuencia es un desencanto integral. La rebeldía, que es consustancial a la
juventud, aquí parece que fuera patrimonio de algunos locos radicales. Entonces
cuando hablas fuerte y duro y reclamas, despiertas ese horror del que se
aprovecha tanto político jurásico: "estos son terroristas"
¿Tienes aspiraciones
políticas?
Debería haber escrito no, de
inmediato. Y sin embargo lo pensé.
¿Y que me respondes después
de estos incómodos segundos?
Mira, yo siento que en
alguna medida, la función pública requiere de gente que asuma compromisos…
Genial, ¡ya hablas como
político!
Pero si me hablas de interés
de postular a un cargo de representación hoy. Es decir, pensarlo desde hoy, te
diré que no.
Sinceramente, ¿cuánto más
crees que puedas aguantar en el cargo?
Llevo dos años en esto y a
veces pienso que estoy al borde del algún colapso. Pero tengo otros momentos
más gratificantes, cuando alguien se toma la molestia de hacer una lista de
apoyo o de saludarme en la calle y llamarme valiente.