sábado, 16 de septiembre de 2017

FUJIMORISMO: LA EDUCACIÓN COMO MERCANCÍA

Con la Constitución Política de 1993 nacida en la dictadura de Fujimori, se liberalizó la educación, es decir, se avaló la iniciativa privada indiscriminada para la creación de oferta educativa a nivel básico y superior. Con ello se dio carta libre para hacer de la educación una mercancía, un gran negocio, al estar exonerada de todo impuesto. Pero además, con una pobre regulación se generaron escuelas, colegios, institutos y universidades por todo el país, ofreciendo servicios de muy mala calidad a nuestros niños y jóvenes. Y luego nos preguntamos ¿Por qué los niveles educativos en el Perú son tan bajos? Sin duda, esta es una de las razones.

UNIVERSIDADES POR DOQUIER

Hasta 1990 el Perú contaba con 51 universidades en todo el territorio. Con la Constitución de 1993 fue posible la creación de decenas de universidades. El artículo 17 señala entre otros: “…Con el fin de garantizar la mayor pluralidad de la oferta educativa, y en favor de quienes no pueden sufragar su educación, la ley fija el modo de subvencionar la educación privada en cualquiera de sus modalidades, incluyendo la comunal y la cooperativa…”. La suerte estaba echada, las universidades ya no se crearían por ley como establecía la constitución anterior, sino que un organismo, en aquel entonces la CONAFU, autorizaba las licencias de funcionamiento.

Cabe mencionar que durante el periodo fujimorista no se creó ninguna universidad pública, por el contrario, estuvieron intervenidas militarmente hasta 1998 por ser consideradas “focos terroristas”. Muy conveniente por cierto.

CON LICENCIA PARA EDUCAR CON CALIDAD

Actualmente, según la página web de SUNEDU tenemos 143 universidades en el Perú, 51 públicas y 92 privadas. De todas ellas solo 14 han alcanzado el ansiado licenciamiento.

Con la última Ley Universitaria Nº 30220 y contra todo pronóstico, se está poniendo orden para garantizar que la Educación Superior se brinde con responsabilidad y calidad. Si bien se tejieron argucias y mañas para impedirlo, la SUNEDU no ha cesado en la labor de pasar por evaluación a todas las universidades a través del proceso de licenciamiento, que no es otra cosa más que la verificación del cumplimiento de las Condiciones Básicas de Calidad (CBC), que implica que las universidades aseguren que sus docentes alcancen los grados académicos que corresponden para llevar adelante la educación universitaria, que los centros cuenten con todos los servicios para impartir la oferta educativa, que los recursos se destinen a los fines educativos y al mejoramiento de la calidad, entre otras medidas. Solo cumpliendo con estas condiciones, una universidad está en capacidad de brindar los grados y títulos que correspondan.

Los que pensamos que la educación no es una mercancía sino un derecho de todos y todas, esperamos que los procesos de licenciamiento no bajen la valla, no cedan ante las presiones. Las 92 universidades que aún no cuentan con el licenciamiento tienen la oportunidad hasta julio del 2018 de mejorar sus servicios educativos, revisar las contrataciones de sus docentes e invertir todo lo necesario para alcanzar los estándares.

Aquellas que no lo logren quedarán prohibidas de convocar a procesos de admisión, brindar servicios o extender títulos universitarios. ¿Y qué pasará con aquellas que no están dispuestas porque solo pensaron en enriquecerse a costa de las expectativas de los jóvenes y sus familias que soñaron con un título universitario? Tendrá que haber alguna alternativa.

Por lo pronto se ha anunciado que hay 50,000 estudiantes que estudian en 79 establecimientos informales de 14 universidades que no tienen licencia para funcionar. En estos casos se les permitirá continuar el presente semestre porque en el 2018 ya deben ser reubicados. ¿Qué pasará con los estudiantes de provincia que no pueden trasladarse a sedes autorizadas? ¿Habrá alternativa para ellos y ellas sin que eso signifique flexibilizar las condiciones de calidad exigidas por la ley?

FUJINEGOCIOS

Sin duda hay grandes inversiones detrás de las universidades improvisadas, no para formar a los mejores profesionales del país sino para financiar negocios y campañas políticas.

Hace algunos meses un diario nacional saco a la luz la lista de 16 congresistas fujimoristas vinculados a universidades, entre ellos: Lucio Ávila, Osías Ramírez y Alberto Oliva. No es casualidad que se hayan opuesto a la ley universitaria, como tampoco es casualidad que sean de la bancada fujimorista aquellos congresistas ávidos porque acabe la moratoria en diciembre que impide la creación de nuevas universidades.

¿Sería justa y necesaria la creación de más universidades considerando que las existentes no cumplen con los estándares de calidad? Al respecto, el SUNEDU ha sido claro que el nacimiento de una nueva universidad tendrá que ser bajo las condiciones básicas de calidad que establece la ley. Aun así, habría que preguntarle al MINEDU si existen estudios de demanda de nuevas universidades que justifiquen su creación.

LLAMADO CIUDADANO

Desde esta tribuna me atrevo a hacer un llamado ciudadano a defender la educación superior como un derecho, a exigir la calidad que nuestros jóvenes y profesionales se merecen, a no transar con aquellas ofertas que venden un sueño a cambio de unos pocos soles. Desconfiemos de aquellas universidades que ofrecen ingresos gratuitos, créditos y mil facilidades para los estudios de sus hijos.

Un segundo llamado es a exigir el fortalecimiento de la universidad pública, si bien son las menos que han alcanzado el licenciamiento, es necesario apostar por ellas y, como en muchos lugares del mundo, debieran ser las mejores del país.

Estemos alerta en relación a las 79 sedes informales de universidades cuya lista podrán encontrar en www.sunedu.gob.pe, y recuerde que sus estudiantes solo podrán hacerlo este semestre, luego serán reubicados. Finalmente, estemos alerta porque los viejos y nuevos negociantes de la educación, ya tienen listos e ingresados 14 proyectos de creación de nuevas universidades, según ha circulado en los medios. Estemos vigilantes.


Fuente: Diario Uno

lunes, 11 de septiembre de 2017

La activa labor de la Sunedu

LA ACTIVA LABOR DE LA SUNEDU

No hay semana que pase que no veamos una noticia de la Superintendencia Nacional de Educación Superior Universitaria (Sunedu) informando sobre la marcha del proceso de acreditación de universidades, advirtiendo sobre las carreras profesionales y sus respectivas casas de estudios autorizadas o, como en la información publicada ayer en El Peruano, sancionando a asociaciones que ofrecen servicios educativos superiores de manera fraudulenta.

Editorial del 9/9/2017

En suma, fiscalizando, supervisando y sancionando, para garantizar que el estudiante reciba una educación superior idónea, un aspecto que no existía antes de su creación, cuando esta labor estaba en manos de la Asamblea Nacional de Rectores.

El Tribunal Constitucional ha resuelto que la Ley Nº 30220-Ley Universitaria y sus esquemas de supervisión son coherentes con el orden constitucional que asegura la autonomía universitaria; y al hacerlo, ha subrayado, además, la necesidad de que el Estado peruano ejerza un rol rector y supervisor de la educación universitaria por ser también su deber certificar la calidad de la educación en esta etapa del sistema educativo nacional.

Seguramente, hay muchas cosas que mejorar en la Sunedu, pero no podemos negar que el tiempo le viene dando la razón a la Ley Universitaria, en el sentido de que la oferta de la educación superior requería una institución de estas características, que exija a las universidades un mínimo de nivel académico para funcionar, pero, sobre todo, que se convierta en un referente válido para padres y estudiantes al momento de escoger la carrera y la institución académica en la que seguirá sus estudios.

Basta entrar al portal institucional www.sunedu.gob.pe para enterarse de las universidades que cuentan con acreditación, de las carreras autorizadas y sin autorización, y de los establecimientos sin licencias.

Si a eso le sumamos el portal www.ponteencarrera.pe del Ministerio de Trabajo, que informa sobre el nivel de empleabilidad y sueldos de los egresados por origen de universidad, podemos decir que ya no hay manera de ser engañados, porque padres y jóvenes tienen las herramientas para tomar una buena decisión.

Una prueba de la autoridad que viene ganando esta institución en el sector es la información brindada hace algunos días respecto a que solo 14 de más de 140 universidades a escala nacional cuentan con la licencia institucional, y que al menos 60 tendrán que pasar por un nivel de adecuación, lo que demuestra que hay buena respuesta de los supervisados para adecuarse al nuevo esquema.

Sin embargo, aún hay sectores que no se rigen por el nuevo statu quo, y si bien ya no piden la desaparición de la superintendencia, pretenden alterar la composición de su consejo directivo para dar cabida a representantes de los rectores, convirtiéndolos de esta manera en juez y parte de un proceso de fiscalización que debería ser autónomo y transparente.

Como dice el Consejo Nacional de Educación, la reforma universitaria puede mejorarse, pero jamás debemos retroceder.


Fuente: El Peruano