PAÍS
DE VIOLADORES
Escribe: Jaime Paredes Calla
La congresista Indira Huilca ha declarado que el
Perú es un país de violadores,
se ha referido de esa forma a la considerable problemática de denuncias por
casos de violación sexual cuyas cifras son más que alarmantes, aquí únicamente
algunas:
- En el año 2014, los Centros de Emergencia Mujer (CEM) han atendido 50,485 casos por violencia familiar y sexual (ver aquí).
- Entre el 2005 y 2009, el Perú registró la mayor tasa de denuncias por violación sexual (22.40) por 100,000 habitantes en países de América del Sur (ver aquí).
¿Qué es ser un violador?, alguien que tiene “acceso
carnal con alguien en contra de su voluntad o cuando se halla privado de
sentido o discernimiento”, según una acepción de la Real Academia Española
(RAE).
Vayamos ex profesamente más allá de la referencia
sexual y admitamos de una vez, cada uno en singular y en primera persona,
hombres y mujeres, que SOMOS VIOLADORES, no solo los peruanos, sino gran parte
de los latinoamericanos (incluyendo al género femenino), y lo somos por “Infringir
o quebrantar una ley, un tratado, un precepto, una promesa, etc.”, según otra acepción
de la RAE, huelgan situaciones:
- Cuando nos pasamos la luz roja del semáforo, en nuestra calidad de conductores o peatones.
- Cuando no respetamos el asiento reservado en unidades de transporte público.
- Cuando no respetamos el asiento reservado en unidades de transporte público.
- Cuando burlamos la autoridad policial por alguna infracción de transporte.
- Cuando eludimos el pago de impuestos.
- Cuando nos pasamos la cola en perjuicio de quienes están formando con antelación.
- Cuando botamos la basura fuera del horario establecido por la municipalidad.
Por favor, completen la lista
#SomosVioladoresCuando...
Ciertamente una norma, cualquiera sea su naturaleza
(legal, social, moral, religiosa, etc.), es todo intento de regular la conducta
humana, y en este plano admitamos que –alguna vez- hemos violado su esencia y sentido.
Requerimos una profunda reflexión sobre nuestros
actos cotidianos y permanentes que constituyen violaciones, sea que los
practiquemos intencionalmente o simplemente por “inercia”, la responsabilidad
es en primera persona, dejemos de culpar a las autoridades y políticos, empecemos
por cada uno de nosotros y atrevámonos a ser guardianes y reguladores para
retomar el orden social que nuestras normas intentan promover.
Ad portas de la marcha #NiUnaMenos este 13 de
agosto, que repudia las agresiones hacia las mujeres y las sentencias
judiciales que dejaron en libertad a hombres acusados de agredir a sus
exparejas, es preciso expresar nuestro respaldo ciudadano generalizado a esta
movilización nacional.
En mi calidad de ciudadano, exhorto a que DEJEMOS
DE SER UN PAÍS DE VIOLADORES, no solo por las diversas formas que se ejercen
contra las mujeres, dejemos de ser un país de violadores del orden establecido
por nuestras normas de convivencia.
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