miércoles, 26 de junio de 2013

Izquierda y derecha en el desarrollo del mercado

La Gran Transformación (V): La derecha no es propietaria del mercado
 
Escribe: Félix Jiménez
Economista Ph.D.-Profesor principal de la PUCP
 
Uno de los notables errores que ha cometido cierta izquierda en nuestro país, es difundir la idea que desarrollar mercados es una tarea de «derecha». Por ejemplo, sobre nuestra propuesta de desarrollo de una «economía nacional de mercado» varios «izquierdistas» reaccionaron afirmando: «¡claro que es de derecha, así como su Gran Transformación!».
 
Regalarle el «mercado» a la derecha ha conducido a varias confusiones. Primero, a creer que la izquierda está contra el «mercado» y que la derecha lo defiende con su propuesta de un Estado neutral. Segundo, que la izquierda es estatista y contraria a la propiedad privada y que la derecha es la defensora de este tipo de propiedad.
 
Desarrollar mercados para transformar la sociedad
 
Las izquierdas ahora se interesan por el individuo y la democracia, y también por la libertad y los derechos fundamentales de las personas. Pero les falta incorporar la idea del mercado como institución social; que el mercado puede ser también un instrumento de transformación económica y social. Desarrollar mercados internos a lo largo y ancho del país, contribuiría, por ejemplo, a eliminar la exclusión y la marginalidad de las poblaciones de la sierra y de la selva, y de las poblaciones de la periferia urbana. El mercado puede constituirse en un instrumento integrador y de desarrollo social inclusivo.
 
La transformación de la sociedad no puede hacerse excluyendo al mercado. Es posible desarrollar una economía de mercado donde los intercambios de bienes y servicios entre los individuos sean «justos»; que asegure que todos los individuos lleven en el «bolsillo su conexión con la sociedad»; que sea regulada para que las asimetrías de poder no limiten la competencia y la innovación; que dé lugar al desarrollo de instituciones económicas inclusivas; y, que genere las condiciones materiales para el ejercicio de la libertad de los individuos. Pero todo esto requiere la intervención del Estado. Sin intervención no hay mercado regulado. El mercado como institución social es, pues, resultado de una acción política. Hay acciones que se orientan a la defensa de las asimetrías de poder, a la defensa de instituciones económicas extractivistas; y, ciertamente, puede haber acciones que se orienten a la defensa de los intereses del conjunto de la sociedad o de la nación. El plan LGT es una propuesta de este segundo tipo de acciones.
 
Por otro lado, en el plan LGT, no hay oposición entre la libertad y la igualdad. No hay libertad si no hay condiciones materiales para que ella exista; por esta razón, no se puede luchar por la igualdad sacrificando la libertad. Una izquierda nueva debe basar su existencia en su compromiso con la libertad y democracia republicanas. La construcción de un mercado sin grandes desigualdades y asimetrías de poder, ayuda a la conquista de esta libertad y democracia.
 
¿Cómo se construye una economía nacional de mercado?
 
En el plan LGT se responde: «Primero, promoviendo la eclosión de la capacidad empresarial nacional y de los mercados internos; segundo, desarrollando instituciones y espacios de política para generar de manera estable demanda interna e ingresos, vinculando el corto con el largo plazo; y, tercero, con un nuevo contrato social que asegure la democracia republicana».
 
Desarrollar capacidad empresarial nacional supone enfrentar las  restricciones que enfrenta la inversión privada asociada a ella. «En primer lugar, el reducido tamaño y poca diversidad de los mercados internos; en segundo lugar, la limitación de financiamiento de mediano y largo plazo; y, en tercer lugar, la limitación de capital humano y tecnología». La superación de estas restricciones debe conducir a «centrar el circuito de generación de demanda e ingresos dentro del territorio nacional» y, por lo tanto, a reducir la dependencia de los mercados externos, sin cerrar la economía y diversificando su aparato productivo.
 
Por su parte, el circuito nacional de demanda e ingresos, exige «conectar la administración del ciclo de la demanda con el crecimiento y las transformaciones estructurales». «La condición necesaria para construir este circuito es eliminar las restricciones que impiden que la inversión privada nacional se expanda» y «la administración del ciclo debe ser funcional a este objetivo de largo plazo». Entre las políticas de corto plazo se proponen: uso de la tasa de interés para administrar el ciclo de la demanda agregada (en especial, de la inversión privada nacional); mejorar la eficiencia de esta política y hacer sostenible la política fiscal desarrollando el mercado de capitales en soles; política fiscal con regla contra cíclica; controlar el flujo internacional de capitales; y, asegurar un tipo de cambio real estable y competitivo. Finalmente, se propone restablecer el salario mínimo como instrumento de política de ingresos e introducir estándares laborales decentes, el derecho a la libre sindicalización y un sistema de protección social universal.
 
A modo de conclusión
 
«Cambiar la estrategia de desarrollo neoliberal por otra que implique la construcción de una economía nacional de mercado –se dice en el plan LGT-- requiere un nuevo entorno político y social, una nueva coalición de poder, que asegure la construcción de la Nación y la práctica de una democracia republicana. No hay otra manera de centrar la generación del circuito de demanda e ingresos en el interior del país y en beneficio de toda la población».
 
Fuente: Otra Mirada

martes, 18 de junio de 2013

Chile, México y Colombia, tercera fuente de inversión extranjera en Perú

Países de la AP invierten casi US$ 3.000 millones en Perú
 
ALIANZA DEL PACÍFICO. Chile, México y Colombia son la tercera fuente de inversión extranjera en el país. Ayer se presentaron los acuerdos y planes de trabajo para el 2013 del bloque de naciones.
 
Mía Ríos.
 
En un clima de afinidad y cordialidad, un grupo de dirigentes empresariales y el ministro de Comercio Exterior y Turismo, José Luis Silva Martinot,  presentaron ayer los acuerdos y planes de trabajo para el 2013 en torno al Acuerdo del Pacífico (AP).
 
Agrupados en el Capítulo Peruano del Consejo Empresarial de la Alianza del Pacífico (CEAP) anunciaron que entre los temas que se abordarán están la homologación y armonización de reglamentos técnicos sanitarios y fitosanitarios, la Ventanilla Única de Comercio Exterior (VUCE) y la acumulación de origen y encadenamientos productivos.
 
Debe indicarse que la AP la conforman los países de mayor crecimiento en América Latina: Perú (6,3%), Chile (5,5%), Colombia (4,8%) y México (3,5%).
 
Por ello, Mario Mongilardi, vicepresidente de la Cámara de Comercio de Lima, señaló que los países de la AP son la tercera fuente principal de inversión extranjera directa en Perú, después de la Unión Europea y el bloque norteamericano (Estados Unidos y Canadá).
 
"Este grupo de naciones tiene un stock de inversión de US$ 2.960 millones anuales, que corresponde a más del 13% del total de la inversión registrada en el 2012 (US$ 22.674 millones)", refirió.
 
Afirmó que la AP es una ventana de oportunidad para los negocios, si es que los empresarios organizados aprenden a aprovechar los beneficios que brinda pertenecer a este bloque económico, tal como lo hacen la industria de los cosméticos y la salud.
 
Chile es el principal país con mayor inversión en Perú con US$ 1.390 millones, que representa el 47% del stock total de inversiones de los países de la AP. Los principales sectores de inversión son finanzas (45,5%), minería (13,8%), industria (12,8%) y comercio (9,8%).
 
Le sigue Colombia con un monto de inversión de US$ 1.093 millones. Sus sectores más representativos son: industria (46,6%), energía (38,2%) y petróleo (9,4%).
 
Finalmente, México representa una inversión de US$ 477 millones y tiene como principales sectores comunicación (85,4%), minería (9,4%) y finanzas (3,3%).
 
Sin embargo, no solo las inversiones son importantes en este bloque, también lo es el intercambio comercial.
 
Luis Salazar, presidente de la Sociedad Nacional de Industrias, indicó que el comercio interpaíses representa el 6%, por lo que se espera que en el mediano plazo este se incremente a 20%.
 
Para ello se tendrán que agilizar algunos procesos, como por ejemplo las VUCE, que para mayo del 2016 deberán interoperar de manera electrónica.
 
"De esta forma se habrá eliminado completamente el uso del papel en las operaciones comerciales y certificaciones", sostuvo Juan Varilias, presidente del CEAP.
 
Por su parte, el viceministro de Comercio Exterior, Carlos Posada, señaló que se está poniendo énfasis en la operabilidad de instituciones como el Servicio Nacional de Sanidad Agraria (Senasa), la Dirección General de Medicamentos, Insumos y Drogas (Digemid) y la Superintendencia Nacional de Control de Servicios de Seguridad, Armas, Municiones y Explosivos de Uso Civil (Sucamec).
 
"Son instituciones en las que hay bastante trabajo que hacer y en donde más énfasis estamos poniendo", precisó.
 
Estimó que para el primer trimestre del próximo año se trabajará con el 100% de las instituciones relacionadas.
 
RECUPERACIÓN DE LA CONFIANZA POR PARTE DEL SECTOR EMPRESARIAL
 
El presidente de la Sociedad Nacional de Industrias, Luis Salazar, reconoció que el Perú estuvo en una 'tormenta política' en los últimos meses. Sin embargo, destacó el interés del presidente Ollanta Humala por recuperar la confianza empresarial.
 
Mario Mongilardi, vicepresidente de la Cámara de Comercio de Lima, señaló que el sector privado también desea recuperar la confianza y trabajar en conjunto con el sector público para contribuir en beneficio del país.
 
Los representantes de los distintos gremios empresariales como Confiep, Adex, SNI están a la espera de ser convocados a la reunión que el presidente Humala le ofreció a cada sector, a fin de exponer sus inquietudes.
 
En cifras
 
20% aumentará el intercambio comercial interpaíses de la AP.
 
2016 será el año que las VUCE se conectarán electrónicamente.
 
Fuente: La República

Consecuencias del trabajo infantil

Para entender el trabajo infantil
 
Escribe: Kathleen Beegle
 
Cuando usted escucha las palabras “trabajo infantil” probablemente se imagina un niño pequeño, tal vez no mayor de 5 o 6 años, cosiendo balones de fútbol en un pequeño cuarto mal ventilado o tal vez el mismo niño trabajando en las canteras de piedra y cargando demasiado peso para su tamaño, usando explosivos y otras herramientas peligrosas y trabajando de sol a sol para sobrevivir. Escuchamos cosas diferentes y horrendas sobre el trabajo infantil, pero sabemos muy poco sobre lo que realmente es.
 
La semana pasada, el 12 de junio, fue el Día Mundial contra el Trabajo infantil. El más reciente llamado de atención sobre el trabajo infantil provino de la crisis financiera global, con señales de alarma  sobre los retrocesos en la reducción de la pobreza y el logro de los Objetivos del Desarrollo del Milenio para 2015. Estas inquietudes emergen de percepciones ampliamente aceptadas en torno a que las respuestas a corto plazo de las familias pueden tener consecuencias a largo plazo para los niños.
 
Una publicación reciente del Banco Mundial sobre este tema aborda las muchas dimensiones que pueden tener estos impactos y la creciente evidencia que existe sobre ellos. En lo que concierne a los resultados en educación y salud, hay -por lo general- una visión clara de lo que es bueno y lo que es malo, y alguna evidencia sobre cómo se manifiestan los impactos de las crisis sobre los resultados educativos. No obstante, cuando se trata del trabajo infantil, la cuestión es más compleja, como lo analizamos Alice Wuermli y yo en nuestra contribución al Informe del Desarrollo Mundial 2013.
 
Echemos primero una mirada a las diferentes formas de trabajo infantil. Acaso contrariamente a la percepción generalizada, el Programa Internacional para la Erradicación del Trabajo Infantil de la OIT sostiene que no todas las formas de trabajo infantil deben ser objeto de erradicación. Algunas de ellas pueden, de hecho, ser positivas, al contribuir al desarrollo de los niños, a sus destrezas y al bienestar familiar.
 
Las formas de trabajo infantil que deberían preocuparnos seriamente incluyen aquellas actividades que exponen a los niños a tareas físicamente perjudiciales, a maquinaria o herramientas peligrosas, o a sustancias tóxicas; que impiden la estimulación positiva de los niños o los exponen a situaciones y experiencias como la droga, la violencia o la prostitución. Los niños involucrados en estas formas tan severas de trabajo a menudo son esclavizados, aislados de sus familias o abandonados a su suerte. Las peores formas de trabajo infantil, como está ampliamente reconocido, son difíciles de medir con herramientas como las encuestas de hogares pues la gente no las reporta fácilmente.
 
Hay ideas equivocadas sobre el trabajo de los niños. Si bien la pobreza es el motor principal del trabajo infantil, no es el único factor. En efecto, en algunos casos se ha observado una paradoja respecto de la riqueza: en ciertas instancias los niños de familias más ricas y terratenientes trabajan más. También hay que buscar la explicación de por qué los niños trabajan en otros factores: las preferencias, las deficiencias en los mercados de aseguramiento, los mercados de tierras y de trabajo, y la especialización doméstica. Todos estos factores dependen de la especificidad del contexto local. La mayoría de los niños que trabajan lo hacen en la agricultura, fuera de los sectores del comercio y de la economía monetaria. Y acaso lo más importante: el trabajo que realizan los niños no siempre los priva de la educación. La mayoría de niños trabajadores combina el trabajo con la escuela. En algunas circunstancias, es probable que los niños trabajadores asistan más a la escuela que aquellos que no lo son.
 
En lo que concierne específicamente a las crisis financieras, la teoría desafortunadamente no nos ofrece predicciones claras. Dado el trabajo que realizan, es probable que los niños se vean indirectamente afectados por los efectos de las crisis a través de los cambios en las oportunidades laborales que enfrentan los adultos de sus familias. Intuitivamente, el trabajo de los niños incidirá en su escolaridad. En tiempos de crisis, el deterioro en la calidad del sistema educativo podría reducir los rendimientos del tiempo que se dedica a la escuela e incrementar por ende el que se destina al trabajo. Pero (¡siempre hay un pero!), la restricción de las oportunidades laborales que supone una recesión puede alentar a los niños a quedarse por más tiempo en la escuela. Por ejemplo, un estudio revela que los niños permanecieron en la escuela más tiempo durante la crisis macroeconómica de 1988-92 en Perú. Para volver incluso más confusa la historia, Alice y yo encontramos estudios que demostraban que, en efecto, los niños trabajan más durante los auges económicos. En el Noreste de Brasil trabajaron más y fueron menos a la escuela cuando el valor de las exportaciones de café estuvo temporalmente alto, porque las familias se beneficiaron de los altos salarios en el mercado laboral local.
 
Como todos los temas del desarrollo apremiantes, el trabajo infantil es complejo de analizar. Hay dos grandes preguntas en el centro del debate sobre las políticas de trabajo infantil: “¿Cuál es el interés superior del niño?” y “¿Cuáles son las consecuencias del trabajo infantil?”. Aunque parezca poco satisfactoria, nuestra conclusión es que la respuesta a ambas interrogantes varía enormemente según el contexto.
 
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Kathleen Beegle es una economista sénior del Grupo de Investigación sobre Desarrollo del Banco Mundial. Sus intereses investigativos comprenden el estudio de las dinámicas de la pobreza, las dimensiones socioeconómicas de los “shocks” económicos, las causas y consecuencias del trabajo infantil y los estudios metodológicos sobre la recolección de información a través de encuestas de hogares, incluyendo la medición del empleo en escenarios de bajos ingresos.
 

viernes, 14 de junio de 2013

Ni esclavos, ni cachacos. Solamente ciudadanos

Ni esclavos, ni cachacos
 
Escribe: Marco Aurelio Lozano
 
Viernes 7 de junio. Aunque parezca mentira no todos en nuestra ciudad están interesados en ver el partido Perú – Ecuador. Justamente, a pocos metros del Estadio Nacional, en el anfiteatro del Parque de la Exposición, cientos de jóvenes se han reunido para presenciar la inauguración del Festival Internacional de Culturas Urbanas – Pura Calle. Entre ellos se encuentran chicos con apelativos como Suicida, B Boy Michim o Capone. Estos no son alias para esconder una identidad delincuencial, sino los nombres artísticos de jóvenes que han encontrado en la danza urbana o el rap una forma de manifestar sus temores, querencias y preocupaciones, y algunos incluso un estilo de vida que los aleja de la pandilla, las drogas o simplemente la desesperanza.
 
“Cuando no estoy ensayando chambeo como promotor de Maltín en colegios. Voy, hablo con los alumnos y siempre me piden hacer algunos pasos de baile”, me explica un joven B Boy (bailarín de breackdance) mientras me ofrece una botella de la bebida que ha sacado de su trajinada mochila. “Ya hemos hablado con la empresa para que nos auspicie un evento de Hip Hop en el barrio” me indica su compañero. Ambos han venido a las oficinas de la Municipalidad de Lima para cobrar su premio tras haber ganado en las “Batallas de Rap, Breakdance y Crew” que organizamos en Lima Norte, Sur y Este como eventos previos al Pura Calle.
 
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20 de junio del 2013. Edwin es un joven de 19 años y actualmente estudia marketing en un instituto privado pero de costo bastante accesible en la avenida Arequipa. En paralelo ensaya danza urbana con su crew de Villa María del Triunfo y se recursea haciendo “horas locas” y otras actividades en empresas y colegios. Ya ha conversado con varios amigos para formar su empresa de eventos. Su apelativo es Cadete y además de bailar también hace Rap.
 
Hoy, Cadete se ha enterado que ha salido sorteado para hacer el servicio militar en el Ejército, tal como lo estipula el reciente Reglamento del Servicio Militar. Edwin no va ser cadete, nunca quiso serlo, sólo era su chapa. Ahora probablemente lo llamarán despectivamente “cachaco” como en ocasiones también llaman al presidente de la República. Sus padres no podrán pagar los 1850 nuevos soles que se requiere para recuperar la libertad de elegir qué hacer con su vida. O tal vez pueda organizar una pollada con sus amigos breakers pro-deserción, oportunidad que seguro no tuvieron los mas de 26 mil que desertaron hasta el 2013 debido a las pésimas condiciones en las que sirven nuestros jóvenes reclutas, según informe de la Defensoría del Pueblo.
 
Del mismo modo, Jaime, vecino de Edwin, también ha salido sorteado. Él trabaja como ayudante en el taller de mecánica de su tío. Con el sueldo de 700 soles ayuda a mantener a su madre y sus tres hermanos menores. Evidentemente, la propina de 365 soles que recibirá con retraso en el Ejército apenas le permitirá cubrir sus gastos personales en el cuartel. ¿Qué hará ahora?
 
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Edwin, Jaime y los 2 mil jóvenes de Lima y Callao, o los 12 500 a nivel nacional que saldrán sorteados y que no cursan estudios en la universidad se preguntarán ¿es justo que mis sueños se vean truncados por un sorteo y por no tener plata para pagarle al Estado? ¿Es justo tener que pagar para ser ciudadano y no regalarle dos años de mi vida al Ejército?
 
La pregunta que yo me hago es si habrán algunas ONG, partidos políticos, organizaciones juveniles o estudiantiles o algún colectivo ciudadano que quiera encabezar la lucha contra uno de los peores atentados contra la libertad individual que el gobierno de “la inclusión social” pueda haber perpetrado contra la juventud. Sorprende además que parte del debate se centré en como “mejorar” este atropello contra los jóvenes con supuestas facilidades para continuar estudios superiores, acceder a una licencia de conducir (¿?) o hacer una especie de canje del enrolamiento por un servicio civil voluntario, esto último señalado por el Secretario Nacional de la Juventud, con lo cual lo voluntario se convierte en obligatorio.
 
De todo lo que he leído, me parece que el problema de fondo lo señala con claridad Semana Económica (sí, una publicación sobre temas empresariales):
 
“Lo cierto es que el retorno a la obligatoriedad del servicio militar debería ser un asunto mucho más grave que la compra de activos de Repsol. […] El servicio militar obligatorio es la institucionalización de una esclavitud. Temporal, pero esclavitud al fin. Y no uso la palabra como un mero recurso retórico. Así se denomina al trabajo forzado. Y el Estado existe para combatirlo”
 
El presidente ha tomado decisiones importantes en los últimos días, entre ellas negar el indulto a Alberto Fujimori, con una firmeza y una claridad inusual en el mandatario. Es necesario exigirle que, tal como lo hizo en el caso Repsol, rectifique el despropósito de esta leva institucionalizada. Resulta penoso que esta medida opaque otras noticias importantes para la juventud peruana como la inminente creación de un Vice Ministerio de la Educación Superior (el cual incluye a los discriminados institutos de formación técnico-productiva), una decisión que podría mejorar el futuro laboral de muchos jóvenes.
 
El 7 de junio, mientras Claudio Pizarro hacía un saludo militar y era indultado por la afición, la alcaldesa Susana Villarán le dijo a los jóvenes reunidos en el Parque de la Exposición “Chicos, estamos para apoyar sus proyectos de vida”.
 
En este momento, del Ejecutivo ya no se espera apoyo, simplemente respeto al proyecto de vida de los jóvenes. Ni esclavos, ni cachacos. Solamente ciudadanos.
 

jueves, 13 de junio de 2013

La prevención y erradicación del trabajo infantil en el Perú

¿Cómo perder un millón de oportunidades?
 
Un millón 659 mil niños, niñas y adolescentes trabajan en el Perú
 
Publicado: 12 junio, 2013
 
El 12 de junio, Día Internacional contra el Trabajo Infantil, es una oportunidad para recordar que aún el Perú tiene un gran compromiso con los niños, niñas y adolescentes del país.
 
Según la última Encuesta Nacional de Hogares (ENAHO), realizada el 2011, en el Perú hay un millón 659 mil menores de edad que trabajan. Realidad que les roba tiempo de estudio, juego y hasta la salud. Más de un millón de oportunidades de desarrollo que el Perú y la sociedad pierden.
 
Lamula.pe entrevistó a Sergio Quiñones, secretario técnico del Comité Directivo Nacional para la Prevención y Erradicación del Trabajo Infantil, a Maro Guerrero, directora del proyecto "Semilla" y a Carmen Montes, coordinadora nacional de la ONG Terre Des Hommes en Perú que vienen realizando la campaña "En mi Kasa NO hay trabajo infantil doméstico".
 
Ellos nos hablaron sobre la realidad que enfrentan los menores y sobre los proyectos que se vienen trabajando para cambiarla.
 
Fuente: La Mula
 

lunes, 3 de junio de 2013

Se busca una nueva derecha peruana

Se busca una nueva derecha
 
Escribe: Mijael Garrido Lecca
 
El Perú necesita una nueva derecha. Una que rompa con los viejos paradigmas con los que se le asocia: el mercantilismo, el conservadurismo, el clasismo y la arrogancia. La nueva derecha tiene que lograr que la población entienda que la libertad le da a todos los peruanos, sin distinción, la posibilidad de que -con esfuerzo- sus sueños se hagan realidad (sin importar cuáles sean sus sueños).
 
No es posible defender la libre competencia frente al Estado y, a la vez, no querer competir libremente por satisfacer las distintas demandas que la población reclama. El libre mercado se debe defender desde el libre mercado y no desde el camuflaje timorato que brindan los aranceles, las cuotas o los monopolios. Si la derecha quiere que la población comprenda que el Estado no debe regular los precios, la derecha debe comprender que se debe competir y bajar los precios para no quebrar.
 
Necesitamos una derecha que entienda que no es consecuente defender la libertad de empresa frente a la intervención estatal mientras se sueltan carcajadas cuando alguien plantea la posibilidad de que un hombre pueda casarse, frente al Estado, con otro hombre. Tampoco es coherente atacar al Estado por pretender decirle a los niños qué es lo que deben comer y, a la vez, determinar que cualquier persona que -siguiendo la misma lógica que antes- diga que la marihuana debería ser legal, es un “pastrulo”.
 
Los peores empresarios han creído que todos los peruanos han tenido la posibilidad de educarse tan bien como ellos. Han asumido que la causalidad entre la libertad y el desarrollo es evidente. Los peores empresarios se han olvidado que el Estado, al que por muchos años usaron como un ventrílocuo de sus cortoplacistas ambiciones, no le dio a los peruanos más humildes la educación que ellos pagan para sus hijos. Los peores empresarios no se han dado cuenta de que la única manera de que los hijos de todos los peruanos puedan recibir una educación tan buena como la que sus hijos reciben es que la ortodoxia económica sea el camino. Los peores empresarios deben entender que la forma de lograr esto es invirtiendo dinero en explicar las cosas. El Estado nunca va a poder explicar la importancia de la libertad; el Estado no tiene idea de por qué es necesaria la libertad. No es evidente que la libertad lleva al desarrollo. Los mejores empresarios deben dibujar el camino.
 
¿La derecha quiere que todos los peruanos se esfuercen hasta los límites de su capacidad por lograr sus sueños y darle a sus familias mejores futuros? Fantástico. Si es ese el “sueño peruano” que la derecha quiere vender, quizás sea la hora de dejar de pensar que la heráldica y los apellidos compuestos son los que hacen de uno alguien y empezar a comprender que los nuevos símbolos de nobleza son los logotipos y el sudor con el que se logran las metas.
 
El Perú tiene una derecha que defiende la libertad de empresa; el Perú necesita una derecha que también defienda la libertad de elegir. El Perú tiene una derecha que defiende su propiedad privada; el Perú necesita una derecha que defienda también la propiedad privada de aquellos que no pueden defenderse solos. El Perú tiene una derecha que logra sus sueños; el Perú necesita una derecha que permita que los sueños de los demás se cumplan.
 
El Perú necesita una derecha que comprenda que el costo de la libertad es defender la posibilidad de los demás de actuar en contra de lo que uno piensa.
 
¿Menos impuestos? ¡Más derechos a las minorías! ¿Menos control de precios? ¡Abajo los aranceles! ¿Respeto por la propiedad privada? ¡Autonomía privada para tomar decisiones! ¿Menos burocracia en el Estado? ¡Más meritocracia en el sector privado! ¿No coimas políticas? ¡Tampoco coimas civiles! ¿Menos lucha de clases? ¡Menos racismo! ¿No más abusos sindicales? ¡No más abusos de posición de dominio! ¿Una nueva izquierda? ¡Una nueva derecha!