LA ACTIVA LABOR DE LA SUNEDU
No hay semana que pase que no veamos una noticia de la Superintendencia
Nacional de Educación Superior Universitaria (Sunedu) informando sobre la
marcha del proceso de acreditación de universidades, advirtiendo sobre las
carreras profesionales y sus respectivas casas de estudios autorizadas o, como
en la información publicada ayer en El Peruano, sancionando a asociaciones que
ofrecen servicios educativos superiores de manera fraudulenta.
Editorial del 9/9/2017
En suma, fiscalizando, supervisando y sancionando, para garantizar que
el estudiante reciba una educación superior idónea, un aspecto que no existía
antes de su creación, cuando esta labor estaba en manos de la Asamblea Nacional
de Rectores.
El Tribunal Constitucional ha resuelto que la Ley Nº 30220-Ley
Universitaria y sus esquemas de supervisión son coherentes con el orden
constitucional que asegura la autonomía universitaria; y al hacerlo, ha
subrayado, además, la necesidad de que el Estado peruano ejerza un rol rector y
supervisor de la educación universitaria por ser también su deber certificar la
calidad de la educación en esta etapa del sistema educativo nacional.
Seguramente, hay muchas cosas que mejorar en la Sunedu, pero no podemos
negar que el tiempo le viene dando la razón a la Ley Universitaria, en el
sentido de que la oferta de la educación superior requería una institución de
estas características, que exija a las universidades un mínimo de nivel
académico para funcionar, pero, sobre todo, que se convierta en un referente
válido para padres y estudiantes al momento de escoger la carrera y la
institución académica en la que seguirá sus estudios.
Basta entrar al portal institucional www.sunedu.gob.pe para enterarse
de las universidades que cuentan con acreditación, de las carreras autorizadas y
sin autorización, y de los establecimientos sin licencias.
Si a eso le sumamos el portal www.ponteencarrera.pe del Ministerio de
Trabajo, que informa sobre el nivel de empleabilidad y sueldos de los egresados
por origen de universidad, podemos decir que ya no hay manera de ser engañados,
porque padres y jóvenes tienen las herramientas para tomar una buena decisión.
Una prueba de la autoridad que viene ganando esta institución en el
sector es la información brindada hace algunos días respecto a que solo 14 de
más de 140 universidades a escala nacional cuentan con la licencia
institucional, y que al menos 60 tendrán que pasar por un nivel de adecuación,
lo que demuestra que hay buena respuesta de los supervisados para adecuarse al
nuevo esquema.
Sin embargo, aún hay sectores que no se rigen por el nuevo statu quo, y
si bien ya no piden la desaparición de la superintendencia, pretenden alterar
la composición de su consejo directivo para dar cabida a representantes de los
rectores, convirtiéndolos de esta manera en juez y parte de un proceso de
fiscalización que debería ser autónomo y transparente.
Como dice el Consejo Nacional de Educación, la reforma universitaria
puede mejorarse, pero jamás debemos retroceder.
Fuente: El Peruano
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