Carta de Alberto Cecilia, investigador español, al rey cazador de
elefantes:
dom, 22/04/2012 - 13:29
Querido Juan Carlos,
Me llamo Alberto Sicilia, y soy investigador de física teórica en la
Universidad Complutense de Madrid. Hasta el año pasado, enseñaba en la
Universidad de Cambridge. Decidí regresar a España porque quería contribuir al
avance científico de nuestro país.
A las pocas semanas de llegar, me llevé la primera alegría: Francisco
Camps obtenía un doctorado cum laude apenas 6 meses después de dimitir como
presidente de la Generalitat. Escribí dos cartas para felicitarle, pero no me
respondió. Paco debe estar muy ocupado. Quizás le contrató Amancio Ortega para
que diseñe la colección de trajes primavera-verano.
brí la segunda botella de champán al conocer los Presupuestos Generales
recién presentados. La inversión en ciencia se recorta en 600 millones de
euros. Imagínate que se nos ocurre apostar por la investigación y acabamos
ganando un Nobel: quebraríamos el orden geopolítico mundial. Hasta ahora, los
Nobel científicos son para británicos, alemanes, franceses o americanos.
Nosotros nos llevamos los Tours, los Rolland Garros y las Champions League. Si
empezásemos a ganar también en ciencia, ¿qué consuelo quedaría para David,
Angela, Nicolas y Barack?
He sufrido la tercera y definitiva conmoción al saber de tu safari.
Dicen los periódicos que costó 37.000 euros, dos años de mi salario. Los que
nos dedicamos a la ciencia no lo hacemos por dinero. Al terminar nuestras tesis
doctorales en física teórica, algunos compañeros se fueron trabajar para
Goldman Sachs, JP Morgan o Google. Quienes continuamos investigando lo hicimos
por pasión. La ciencia es una de las aventuras más hermosas en las que se ha
embarcado la especie humana. Al regresar a España, entendí que atravesábamos
una situación económica complicada. Por eso acepté trabajar con muchos menos
recursos de los que ofrecía Cambridge y un sueldo inferior al que ganaba cuando
era estudiante de primer año de doctorado en París.
Juancar, tengo que darte las gracias. Tu aventura en Botsuana me ha
hecho comprender, definitivamente, cómo es el país al que regresé. Regresé a un
país donde el Jefe del Estado se va a cazar elefantes mientras cinco millones
de personas no tienen empleo. Regresé a un país donde el Jefe del Estado se
opera de prótesis de cadera en una clínica privada, mientras miles de
compatriotas esperan meses para la misma intervención. Regresé a un país donde
el Jefe del Estado se va de vacaciones en jet privado mientras se fulminan las
ayudas a las personas dependientes.
Que yo me marche a otro lugar para seguir mis investigaciones no será
una gran pérdida para España. No soy el Einstein de mi generación. Pero me
desespera pensar en algunos físicos de mi edad que son ya referentes mundiales
en las mejores universidades. Muchos de ellos soñaban con regresar un día a
España. Teníamos la oportunidad de cambiar, al fin, la escuálida tradición
científica de nuestro país. Nunca volverán.
Hemos convertido España en un gran coto de caza. Pero aquí no se
persiguen elefantes ni codornices, sino investigadores. Dentro de poco podremos
solicitar subvenciones a WWF por ser especie en extinción.
Permíteme terminar con otra cuestión que me turba. En África hay
cientos de jóvenes españoles trabajando como cooperantes en ONGs. Chicos y
chicas que viven lejos de sus familias porque quieren aliviar el sufrimiento
humano y construir un mundo más decente. Si tenías tantas ganas de viajar a
África, ¿porqué no fuiste a abrazar a esos muchachos y a recordarles lo
orgullosos que estamos de ellos?
Juancar, en tu último discurso de Navidad afirmaste que “todos, sobre
todo las personas con responsabilidades públicas, tenemos el deber de observar
un comportamiento adecuado, un comportamiento ejemplar”. Y digo yo, si unos
meses después tenías planeado ir a cazar elefantes, ¿por qué no te callas?
Dr. Alberto Sicilia.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario